viernes, 18 de diciembre de 2009

Los niños y la televisión

En estos días de vacaciones navideñas el tiempo de los niños se queda sin ocupación. Sabedoras de esta situación, las cadenas de televisión se encargan de dirigir su trabajo a captar a esta población a través de innumerables programas, la gran mayoría de ellos, carentes de criterios y cuyo único fin es ocupar el tiempo de los niños.

Los niños son excelentes imitadores, incluso durante los primeros meses de vida, estos pueden reproducir las expresiones faciales de las personas que los cuidan. Los niños aprenden a comer, vestirse...e interactúan con los demás gracias a que sus padres y otras personas, constantemente, les muestran como se hacen esas cosas; los niños no son especialmente selectivos con lo que imitan, a veces, parece como si nada escapara a su atención. Aunque la imitación no es el único mecanismo de aprendizaje que tienen los niños, es el primero y sienta las bases del aprendizaje futuro. Como los niños imitan permanentemente a la gente que los rodea, es lógico que también imiten a las personas que ven en la televisión o en el cine. Teniendo en cuenta la capacidad de imitación de los niños deberíamos plantearnos seriamente ¿Qué ven nuestros niños? Por eso es importante en esta edad que los padres se sienten con sus hijo a ver la televisión, que les expliquen ciertas escenas que puedan crear en los pequeños alguna duda o confusión y que le regulen el horario, los programas que pueden ver, etc. No se trata de que nuestros niños "absorban" todo lo que vean.

Todos sabemos que la televisión tiene miles de ventajas, pero también es cierto que la programación en la mayoría de los casos resulta un poco nefasta, ¿pero por qué nos quejamos sin poner remedio a esto? Quizás sea cierto que nosotros de modo individual no podemos cambiar la programación que se emite cada día, pero en cambio si que podemos regular lo que nuestros hijos ven. Esto no consiste en mandar a los pequeños a ver la televisión mientras nosotros descansamos o hacemos otras cosas con tal de quitárnoslos un rato de encima, ver la tele tiene que tratarse de una actividad conjunta y dinámica, de este modo podremos hacer de ella un buen soporte didáctico.

Por otro lado, debemos apostar por una televisión educativa, sin violencia, en la que se incluya una enseñanza por medio de juegos educativos, de este modo estaremos motivando al niño, pudiendo aprender así gran cantidad de contenidos, que de otro modo, tal vez menos llamativo, sería más complicado inculcarles. La televisión debería consistir en una forma de aprender jugando y nosotros debemos intentar que esto sea posible, porque la guía de televisión de hoy servirá para predecir los titulares del mañana en relación a las actitudes y valores de nuestros niños en gran medida.

Apostar por programas educativos no es tan difícil, a continuación tenemos algunos ejemplos:

miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿ Por qué no sacamos el niño que llevamos dentro?

El análisis Transaccional proporciona un modelo para comprender la estructura y la dinámica de la personalidad; es un modelo para analizar las relaciones sociales y la comunicación, para explicar las motivaciones del comportamiento, para entender las estratagemas emocionales y relacionales.

Explica la estructura y dinámica de la personalidad a través de los estados del yo, que se clasifican en : adulto, padre y niño.


El Padre


Es la serie de sentimientos , actitudes y pautas de conducta que se asemejan a los de una figura parental. Suele ser la parte que da órdenes, tal y como actuaría un padre; es nuestro yo normativo, exigente, autoritario y normativo. Este yo suele predominar en las personas mayores.




El Adulto


Es la serie autónoma de sentimientos, actitudes y pautas de conducta adaptadas a la realidad actual. Este estado es el encargado de objetivizar la realidad de las cosas, de las personas y acontecimientos. Suele presentarse en las personas maduras capaces de razonar y tomar decisiones. Es el yo calculador, realista, sereno y frío.




El Niño


Serie de sentimientos, actitudes y pautas de conducta que son reliquias de la propia infancia de individuo. Es el yo juguetón, creativo y sensible. Nuestro Niño representa una forma de pensar, sentir y comportarnos subjetiva en la que predomina la afectividad, las emociones, la intuición y la expresividad. Nuestro Niño es la parte de nuestra personalidad que nos aporta la creatividad, la espontaneidad, el entusiasmo, la habilidad y la naturalidad.


A través de esta técnica podemos observar que todos llevamos dentro un padre, un adulto y un niño. Dependiendo del momento en el que nos encontremos dejaremos salir a uno de ellos, facilitando o dificultando, en esa situación, la comunicación o la interacción con la otra u otras personas. Suele ser demasiado grande el miedo a sacar nuestro niño, cuando en ciertas ocasiones sería lo más oportuno. Nosotros como adultos, pensamos que debemos dar un ejemplo, que nuestro comportamiento ha de ser modélico para de este modo poder ser imitado por nuestros hijos, por ejemplo, sin embargo, el yo niño tiene tantas o mas cosas que aportar que el yo adulto o el yo padre. En definitiva, creemos que todos deberíamos sacar el niño que llevamos dentro sin tener miedo a nada, porque ese niño es magnífico y puede llevarnos a numerosos conocimientos.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Tiempo para la reflexión

Se acerca una entrañable época, la Navidad. La amistad, el cariño, la añoranza…, en definitiva, los buenos sentimientos, cobran un papel principal en esta época. Pero, a la par, se despierta, o se aviva en otros casos, el ansia por consumir. Es esta una de las partes negativas que conlleva la Navidad. Supuestamente, en esta época la felicidad viene dada por aspectos inmateriales de la vida, como por ejemplo, el reencuentro con nuestros seres queridos, sin embargo, son muchas las personas que confundimos esta felicidad con el hecho de poseer cosas materiales. Es en esta época donde la sociedad consumista, en la que actualmente vivimos, se puede observar en su mayor apogeo. Se olvida el verdadero espíritu navideño, espíritu que aún podemos encontrar en los niños pequeños, pero muy pequeños, ya que conforme van teniendo uso de razón, se dejan absorber por esta sociedad. A un bebé, o incluso un niño de un añito, lo material, no le es de gran importancia, ellos se bastan con tener cubiertas sus necesidades básicas, entre ellas el amor y cariño de sus personas cercanas, sus familiares. Pero conforme estos niños van creciendo, nosotros los adultos, a veces inconscientemente, les vamos “inculcando” el valor de poseer cosas, y tristemente pasan a ser un miembro más de esta sociedad consumista. Esto es aprovechado por los medios de publicidad, los cuales actúan como verdaderos buitres cuando huelen carnaza.
Si ya la publicidad hace estragos en la población adulta, influye en sus conductas, en sus patrones de belleza, condiciona sus comportamientos…, en definitiva coarta su libertad, ahora nos encontramos con la publicidad dirigida a los niños, concretamente, en esta ocasión, estamos hablando de los anuncios de juguetes. ¿Dónde quedaron los tiempos donde los niños fomentaban su imaginación a través del juego?
Ahora, nos encontramos con una multitud de juguetes, para todas las edades, los cuales lo traen todo hecho, el niño cuando juega con ellos no cultiva su creatividad, su imaginación, bienes tan preciados y tan pronto abandonados en la mayoría de las personas. Por otro lado, los anuncios publicitarios de juguetes marcan “que es para quien”, pudiendo clasificarse, en muchas ocasiones, de anuncios sexistas (las muñecas las anuncian niñas, los mecanos los niños…). Estamos condicionando el uso de ese juguete, acentuando, podríamos decir, el machismo, aspecto tan “rechazado” en nuestra sociedad.
Con todo esto, estamos acelerando la evolución de los niños, los estamos empujando a que entren de manera inminente en el consumo innecesario, los estamos poniendo en manos de quienes, en cierto modo, nos controlan a nosotros los adultos. ¿Es eso lo que queremos para nuestros hijos? ¿Son estos los valores que queremos inculcarles a nuestros hijos?
Ante la salida al mercado de este tipo de juguetes, los cuales se lo dan todo hecho a los niños, comenzaron a surgir comercios los cuales ponen a la venta juguetes, según ellos novedosos, sin embargo, no dejan de ser los juguetes con los que nuestros padres o incluso nuestros abuelos se divertían. Son juguetes “básicos” con los que el niño se divierte a la par que desarrolla su creatividad e imaginación, juguetes que “obligan”, en ocasiones, a que los padres participen en el juego de sus hijos y paren, por un momento sus vidas frenéticas y les dedican tiempo de juego y relax a sus hijos. Pero como ocurre con casi todo, esto que es realmente lo tradicional, se ha convertido en lo novedoso, siendo sólo accesible a unos pocos. Si miramos al mercado de juguetes es más difícil adquirir un juguete de este tipo que otro de los que anteriormente hemos hecho mención.
Para finalizar, nos gustaría plantear, a modo de reflexión, las siguientes cuestiones:
¿Cuántas veces le hemos comprado a nuestros hijos el juguete más de moda que en ese momento había y al poco tiempo nos hemos percatado que ni siquiera lo mira? ¿Escuchamos, realmente, a nuestros hijos, sus necesidades, o por el contrario, a la hora de comprarle juguetes, nos estamos escuchando a nosotros, los adultos los cuales solemos pensar que el hecho de poseer, y encima si es lo “último” del mercado, me va a dar la felicidad?

lunes, 7 de diciembre de 2009

Aplicación del educere

Educación; educare y educere

En intima relación con la anterior entrada se encuentran los términos educare y educere, los cuales hacen relación a dos formas de llevar a cabo la educación. El término de la palabra educación es muy amplio y por tanto, difícil de definir.

El concepto de educare es el de llenar, nutrir, alimentar (como hace la nodriza). Se relaciona con la educación, ya que se trata de transmitir conocimientos al individuo para que pueda desenvolverse por si solo en la vida cotidiana. El individuo se encuentra vacío de conocimiento, por lo que necesita llenarse de ellos por medio de los educadores, los cuales tan solo se encargan de impartir clases magistrales, tratando de "llenar cabezas". Este tipo de educación es el que se suele llevar a cabo normalmente en los centros educativos.

Por otro lado, nos encontramos con la palabra educere, la cual, al contrario que la anterior, significa sacar fuera, extraer los conocimientos que el alumno tiene. Conlleva la interacción entre profesor y alumnos, se basa en el diálogo, para "hacer parir" el propio conocimiento a partir de las preguntas del profesor, del diálogo continuo e incesante, de un modo constructivo y dinámico. Se puede decir, por tanto, que es un saber basado en lo socrático.

El método pedagógico de Sócrates, era un método basado en el diálogo, llevado a cabo mediante dos partes:
  • Inducir con preguntas a la duda, acerca de las creencias y perjuicios del educando.
  • Mayéutica, arte de la comadrona (aspecto más positivo). Con preguntas y respuestas hacer que juntos educador y educando encuentren respuestas y conocimientos.
Muchos educadore pensarán que este tipo de educación mediante el educere es algo utópico, imposible de llevar a cabo en un centro de educación infantil, que educar a los niños no se trata de extraer su conocimiento sino de llenar sus cabezas, en cambio, desde nuestro punto de vista esto no ocurre así, pues como ya hemos dicho con anterioridad en el blog, los niños son "sabios" a los que podemos enseñar pero también de los que podemos aprender, ellos no solo saben lo que nosotros como docentes les enseñamos, también aprenden en sus casas, con sus amigos... Parémonos a pensar durante uns minutos, a que adulto un niño no nos ha hecho su típica pregunta de "¿por qué?" una vez tras otra, pues ¿qué mejor modo de establecer un diálogo con ellos? ¿de preguntarles también nosotros a ellos ese "por qué" de las cosas? De este modo conseguiremos extraer, sacar fuera todo su conocimiento, hacer que piensen, que interactúen..., así de un modo u otro llevaremos a cabo el método pedagógico de Sócrates y juntos educando y educantes encontraremos el conocimiento. Es esta una forma, entre otras tantas de poner en práctica la Teoría del Amor de E. Fromm. Al niño se le da la opurtunidad de adquirir conocimientos a través de la construcción de los mismos, su ritmo y desde su punto de vista, sin ser impuestos por el docente, el cual es el que siempre lleva la razón y es que, según el término educare es que el único portador de dicho conocimiento. Respetemos la figura del niño, como individuo que tiene entidad propia y que es capaz de adquirir conocimiento por si mismo y a la vez aportar.

Llevar a cabo una educación basada en el educere en infantil es posible, sin embargo, es importante apuntar que, debido a la edad de las personas con las que vamos a trata, lo recomendable sería basar la educación en el educare y el educere.


miércoles, 2 de diciembre de 2009

La teoría del amor, de Erick Fromm

Vivimos en una sociedad donde se le da más prioridad al hecho de tener, poseer, identificando esto con la libertad. Sin embargo, ¿somos totalmente libres? Según la Teoría del Amor de Erick Fromm, la libertad se puede encontrar en el amor, no obstante, esta no es tarea fácil.


El amor no es un sentimiento fácil para nadie. Que todos nuestros intentos de amar resultará un fracaso a menos que desarrollemos nuestra personalidad totalmente. No conseguirá el triunfo en el amor individual si no logramos amar al prójimo.
Mucha gente confunde el amar con el ser amado. Los hombres, por ejemplo, creen que siendo ricos, poderosos y teniendo éxito serán dignos del amor de los demás y conseguirán ser amados.
Otras personas, en cambio, piensan que amar es fácil. Lo difícil es encontrar a quién amar. Estos confunden el objeto con la facultad.
Luego los hay que consideran que en el amor no hay nada que aprender. Amar es lo más fácil que hay y no cuesta ningún esfuerzo. Esta es la idea que prevalece sobre el amor, a pesar de los numerosos fracasos que se producen.
Lo primero que debemos de tener claro es que el amor es un arte y que, como cualquier arte, requiere un aprendizaje. Este aprendizaje se divide en dos partes fundamentales: la teoría y la práctica.

La parte teórica es la más importante y la que más nos ocupará. En cambio muy poco se puede decir de la práctica del amor.
Amar es una experiencia personal que nadie puede hacer por nosotros ni enseñarnos a realizar.

Como todo arte tiene unas condiciones generales que deben ser atendidas.
Primero se necesita una disciplina. Ya que no se hará nunca nada bien si no se tiene disciplina. Pero no se trata de practicar unas horas determinas al día, sino que hay que mantener la disciplina durante toda la vida. Necesitamos autodisciplina.

Otra condición indispensable es la concentración. Si no prestamos atención, si no nos concentramos, nunca lograremos aprender el arte correctamente. Sin embargo, en nuestra cultura es casi más difícil la concentración que la disciplina. Manifestamos una gran dificultad para estar a solas con nosotros mismos, siempre tenemos que estar ocupados en algo (beber, comer, fumar, leer…).
Un tercer factor condicionante es la paciencia. Si pretendemos lograr resultados rápidamente no conseguiremos nada en este arte.
Otro requisito fundamental es la preocupación máxima por el arte que deseamos aprender. Debemos llegar a ser maestros en el arte, un aprendiz nunca conseguirá dominarlo totalmente.
Si alcanzamos a comprender y poner en práctica estas premisas el hombre, probablemente será capaz de amar.

Una de las frases característica de Erick Fromm es:

La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos.


El sexo sin amor sólo alivia el abismo que existe entre dos seres humanos de forma momentánea.


Respecto al tema de los niños, podemos observar diferentes situaciones que se desarrollan en la actualidad en las que infravaloramos las capacidades de los niños.


Por ejemplo, la mayoría de los padre, ya sea por cariño o por miedo, tienden a sobreproteger a sus hijos; no lo hacen de manera negativa, pero algunos de ellos no se dan cuenta de que restan libertad a sus hijos. Un gran porcentaje de padre piensan que protegiendo a sus hijos no les pasará nada, pero esto es un error desde nuestro punto de vista; piensan que si sus hijos no salen, si sus hijos no ven la auténtica realidad, los problemas que existen, las dificultades o situaciones tan simples como aprender el valor de los objetos; piensan que si no se los enseñan porque son pequeños serán más felices, pero no se dan cuenta, que de esta forma están estimulando indirectamente a que los niños aprendan por si solos sin ayuda.


Por ejemplo, si a un niño no le dejas salir, él cuando este con sus compañeros va a interesarse por salir al ver como todos sus compañeros lo hacen; por lo que lo hará a escondidas de los padres por creer que es algo malo; entonces, los niños saldrán y no sabrán enfrentarse a la realidad, a decir no al alcohol, drogas… por ello es básico que exista una educación libre pero regida por unas pautas.


Esta educación libre es motivada por escuelas como las siguientes:


Summerhill , podemos apreciar un ejemplo en el vídeo.


Paideia, de aprecia en el vídeo.


El texto de la entrada anterior abarca este tema, es otro ejemplo de la educación en los niños, como los consideramos con menos capacidades de las que tienen, cuando en realidad son muy inteligentes. Ese texto pertenece a Khalil Gibram del libro “El Profeta”.

Los niños

Y una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: Háblanos de los niños.

Y él dijo:

Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.

Podéis darle vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.
Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.